sábado, 11 de marzo de 2023

El problema del futuro

 Incontables son las veces que me atrapó, casi como cualquier ser humano, el temor a lo desconocido, el terrible miedo de no saber si el mañana se extenderá a un largo o a un mediano plazo, o en el peor de los casos, a un cortísimo plazo. 

Los pensamientos me llenaban de angustia, la imaginación volaba y me daba los peores escenarios, las noticias en los diarios eran el alimento de estos fatales temores. 

Me angustiaba enormemente envejecer, llenarme de arrugas y terminar irreconocible,  me angustiaba no encontrar pareja para casarme fallandole al amor, o al menos lo que creía era amor, me angustiaba no poder tener hijos y fallarle a la sociedad, me angustiaba que en el futuro brotara una epidemia de grandes proporciones y acabara con la humanidad, me angustiaba que llegáramos a depender de la tecnología perdiendo toda libertad tal como mostraban las películas de ciencia ficción, me angustiaba que se hiciera realidad el planeta de los simios, cuánto miedo tenía de que los animales tomaran el control del mundo, me angustiaba perder a mi madre, a mi abuela, a mis amigos, me angustiaba perderme a mi misma.

Y un día, todos los temores fueron desarrollándose y sucediéndose cómo eventos desapercibidos para mí.

Un día, llegó el día en que podía en un respiro dejar de existir, en un suspiro se me iba el aliento de la vida y no podía hacer nada al respecto.

Ese día, el tiempo dejó de preocuparme, dejó de hostigarme la idea de envejecer. Supe que el tiempo no es lo importante, sino la oportunidad. 

Supe que era mejor aprehenderme del presente, que angustiarme por el futuro.

Supe que era mejor el menos que el más, pero que al final eran iguales y distintas al mismo tiempo.

Supe que el coraje va de la mano con la cobardía, que el débil va de la mano con el fuerte y que el amor no es más que un comercial de televisión.

Supe que tenía que perderme muchas veces para no perderme a mi misma, que debía desprenderme y mudar con cada etapa. Ningún día soy igual que el anterior, o soy menos o soy más. Menos tonta, más sabía. Menos tolerante, más comprensiva. 

Supe que "hacer el bien" es un cliché, una forma absurda para atontarte y no "hacer" lo que realmente se debe de hacer en el momento adecuado y con las personas de ese momento. 

Supe entonces, que el problema mayor, es el futuro, es el enemigo de todo lo presente, funciona como un neutralizador de tu ahora, pensando en lo que puedes lograr, te pierdes en lo que sí eres capaz en este momento de lograr. 

Y entonces estoy aquí, frente al espejo, no contando las arrugas en mi frente ni las de mis manos, ni las líneas debajo de mis ojos, sino preguntando cuánto de empuje es suficiente para el día de hoy, sonriendo porque un detalle pequeño alcanzado fue el engranaje para cumplir la meta del día y entusiasmada porque llegue mañana y agregarle un detalle más a mi agenda, no pienso en el detalle del  mes que viene, pienso en el de hoy, y en el de mañana. Eso me basta 



 

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