miércoles, 11 de enero de 2017

noches de insomnio...

La noche se me antoja cruel, especialmente cuando trato de negociar con el sueño, pues a uno le da por hacer cosas que sobrio no haría, por ejemplo: ver películas sangrientas a lo tarantino, o leer libros con enseñanzas Zen que al final sabes que no sirven para un carajo,o  pensar en ese hombre que te eriza la piel, pero que no te pela, imaginar las fantasías más osadas en los lugares inimaginables de tu conciencia.

En lo personal, me gusta recrear las situaciones donde en la vida real no tengo control, pero en las noches de insomnios salgo airosa con alguna respuesta inteligente y sarcástica terminando la situación con absoluto control, me encanta imaginar las caras de las personas a las que algunas veces quisiera acariciar bien cerca, con un cable alrededor del cuello en una noche de tormenta, a lo mejor eso puede sonar mal, pero como todos sabemos, a veces la diplomacia fracasa y a uno le afloran los instintos más letales.

Leí en alguna parte (seguro fue un post en facebook) que cuando no puedes dormir es porque alguien está pensando en vos, si eso fuera cierto, los médicos no dormirían nunca, los abogados un poco y el Presidente de la República sería un eterno insomne. Son tres personajes a los que siempre tenemos en mente, y no siempre para bien, así que no, no creo que sea cierto, pero, dirán los románticos que se refiere a que alguien que te ama o te desea está pensando en vos, y en ese caso prefiriría que me amara dejandome dormir.

A mucha gente le pasa que si no puede dormir enciende la Tv y cualquier  programa es bueno, para dormir a lo inmediato, qué envidia les tengo, yo enciendo la tele y mi atención está en la tele. 

Pasa que quieres leer aquel libro súper interesante que no te ha dado tiempo de leer con calma, pero una vez empiezas a leerlo y las letras comienzan su fiesta de reggaton y bachata, imposible de retenerlas, imposible que estén quietas, por lo que terminas dejando de leer por falta de sensatez gramatical.

Y luego de explorar todos los caminos para que Morfeo se fije en mi, se me aparece un cuaderno de notas y la sensación de tener un bolígrafo, y como enviado por el mismo Mercurio encuentro rápidamente uno y las palabras brotan de mi mente como agua derramandose en una vasija, y aquí estoy, tomando mi medicina para esas noches de insomnio, escribiendo cuanta tontería se me pasa por la mente jugada y manoseada por tantos intentos de caer en coma. Aquí, entre líneas y pensamientos que no puedo controlar. Aquí, finalmente tomada en cuenta por Morfeo que me abre sus hipnóticos brazos y así me dejo caer en el mar del inconsciente, obscuro y frío. Hasta el siguiente acto.