lunes, 17 de mayo de 2021

Reflexión de un moribundo incierto

Y si la muerte me encuentra pronto, y si la muerte me encuentra desprevenida, solo le diré que estoy preparada, aunque no lo esté, le diré que conocí el hielo y el fuego, el esplendor y la caída, el triunfo y el fracaso, le diré que ya fui, y que ya no soy, que cuando me encontró solo era el reflejo, que mis temores se evaporaron, que la memoria dejó su rastro tortuoso, y que el origen de lo que es, será, que me coma y me lleve si eso la hace feliz, pero que yo ya me fui, que se lleve mi cuerpo y lo maldiga y lo haga cenizas, que mi espíritu nunca podrá tocar, porque es aprehensible y le pediré disculpas por decepcionarla. Pobre muerte que no encontrará más que carne y huesos !

II

Cuando hace una década la encontré en el que designé el mejor momento de mi vida, le estreché la mano y le conté muchas historias, emulando a Scheherezade en las mil y una noches, puliendo mi arte del convencimiento, jugando con las únicas armas que tenía, la voluntad de quedarme y mi suspicacia sobre historias, ella se retiró contenta y segura, sabe que al final  ganará, con o sin cuentos.

III

Pero claro, ella sabía que ese no era el mejor momento de mi vida, ella sabe, que siempre encuentras los mejores momentos, en cualquier tiempo, en cualquier circunstancia,  no importa la edad, creo que por eso me dejó con mis cuentos, ella sabía que habría más y mejores, solo que ahora me importa menos que antes, hoy puede venir y tomar un trago, la recibiré sin más preámbulos, 

Lo más importante me espera después de ti mi querida huesuda,  en un lugar donde tú no tienes poder y en el tiempo inmanente de mi espíritu