sábado, 17 de mayo de 2014

Esa mujer, sí, esa, la que quiero ser, la que soy...



No quiero ser una enciclopedia andante.
Quiero poder sorprenderme de algunas cosas, preguntar qué significa tal palabra o tal expresión, preguntar porqué las personas actúan de tal o cual manera. No tener que asumir que lo sé todo. Aceptar que hay cosas que desconozco. No quiero ser la inteligente, erudita o intelectual por miedo a que me tachen de ignorante o tonta. Es mejor preguntar y dejar de ser ignorante y ser un completo ignorante que pretende ser inteligente. Como dijo un genio por ahí: todos somos ignorantes, lo que pasa es no todos ignoramos las mismas cosas.

No quiero ser un súper cuerpo
Quiero poder verme al espejo y gustarme aún siendo de baja estatura, con rollitos en la barriga, sin el vientre super plano de las modelos en las revistas, sin maquillaje que me sobresalte los ojos verdes, sin lipstick que me abulte los labios, sin rubores que me marquen los pómulos que definitivamente no tengo. Quiero ser la mujer pequeña, pero proporcionada con un cuerpo completo y sano.

No quiero ser la elegancia en persona.
Quiero vestirme con lo que me siento cómoda, sin tener que preocuparme de los tacones altos, maquillaje o ropa de marca. La sencillez es la reina de todas las elegancias, no es el perfume, ni la marca, ni el maquillaje, ni las joyas.  Menos es más.

No quiero estar casada para tener un estatus.
Quiero saborear cada momento de mi soltería sin tener que preocuparme de que va llegando el día o el tiempo en que deba casarme, formar una familia y así cumplir con el ciclo de una mujer. Y después del dichoso ciclo que hay?

No quiero cumplir con el “llamado de la naturaleza”, soy sorda a ese llamado, y entiendo perfectamente que dicha llamada no es realmente de la naturaleza, sino de la sociedad solapada en la que vivimos. Quiero ser obediente con MI naturaleza.

No quiero ser la mujer exitosa que todo el mundo espera que sea.
Quiero ser esa mujer que apartó las espinas y las piedras para hacerse el camino hacia sí misma. Eso es más importante que cumplir con los estándares de los demás. Tengo estándares altos y los pienso alcanzar todos en esta vida. No en la otra.

No quiero un príncipe azul
No quiero un buen hombre, lo que quiero es un hombre, uno que me respete como persona, como mujer. Que pueda entender que no seré una esposa fiel y devota, seré la amante y la amiga, que un día cocinaré una comida hecha con mucho amor para ambos, pero que otro día no podré hacerlo porque llegaré cansada. Que no por ser “la mujer” TENGO que ser yo la que deba cocinar siempre. No quiero un pinche príncipe azul, no quisiera jamás conocer uno, un príncipe? Qué me puede ofrecer un príncipe, más que una vida llena de sumisiones!  

Quiero vivir
no aspirar a vivir, sea que me lastime o que salga traicionada, me tumben o me canse, quiero vivir, levantarme si me caigo, luchar hasta el final aunque no logre el primer lugar, insistir, persistir, defenderme, y sobre todo, aprender y comprender que a veces retirarse o parar no significa que abandonas, sino que tomas aire para emprender nuevamente la lucha cada día. No se gana siendo un simple testigo, no se gana apartándose del camino por creer que todo está perdido, se gana la guerra librando todas y cada una de las batallas que te toquen, y poder decir al final: “venga ¡ que aquí te espero con ansias ¡