¿Quién es el bueno y quién es el malo?
En la actualidad no es fácil saber a ciencia cierta. La vida real no es como en las películas donde los papeles ya están asignados y son evidentes para el espectador.
En la vida real no es así, la verdad es que cuesta un huevo saber quién es el bueno y sobre todo cuesta saber quién carajos es el malo.
A veces, descubrirlo nos cuesta una fortuna, a veces la vida misma y otras tantas nos cuesta nuestra propia auto estima.
En la vida real el malo no tiene cara de malo ni es el del bando contrario, a veces simplemente es el que está a tu lado compartiendo con vos, es tu hermano, tu padre o tu mejor amigo y en el peor de los casos vos mismo.
En la vida real a veces somos los buenos y a veces somos los malos, nada es blanco o negro, existen los tonos grises por más que no querramos, y la línea para hacer el mal o hacer el bien es muy delgada, a veces casi tan imperceptible que caemos y solo cuando nos señalan los demás es que nos damos cuenta qué tanto tocamos los extremos.
La eterna lucha entre el mal y el bien siempre ha sido el argumento de todo tipo de literatura entendiendo el Bien como todo aquello que beneficia al protagonista, y el Mal a todo aquello que le perjudica, no importa si éste es un delincuente, un asesino o un gran empresario.
En consecuencia, la humanidad tiene grabado en su subconsciente este dilema, esta historia que la intenta reproducir en su vida, pero en realidad el personaje bueno o el personaje malo dependerá de la situación en que nos coloquemos, y por supuesto dependerá en gran manera de la visión que tengamos del mundo y la realidad.
Al final, quizás descubramos que el bien y el mal está en nosotros mismos.
Lo que sí debemos tener claro siempre, es que el mayor reto que debemos enfrentar día es el de vencer nuestros miedos y superar nuestra cobardía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario